Cuando yo dije a mi familia y mis amigos que
me iba a Pamplona, todo el mundo mencionó los toros. Es asombroso
que esta ciudad, que es relativamente pequeña, una ciudad de 300 000
habitantes, es conocida por casi todos en todo el mundo.
Pero en realidad yo no corro a mi trabajo
perseguida por los toros, de hecho no he visto un toro desde mi llegada hace
tres meses. Los toros están sólo presentes en la locura de las fiestas de San Fermín
en julio, el orgullo de Pamplona, donde un millón de personas de todo el mundo
invaden la ciudad.
El resto del año Pamplona es una ciudad
agradable y tranquila situada en las montañas del norte de España. Para mi
Pamplona tiene el tamaño perfecto, lo suficientemente grande como para tener un
montón de cosas para hacer, pero aún lo suficientemente pequeño como para
conocer bien el lugar.
El corazón de la ciudad es su casco viejo con
los antiguos edificios y las calles estrechas. Las calles son donde todo sucede. Esta
es la primera cosa que más me sorprendió cuando llegué aquí, ¡la cantidad de
actividad en las calles por las noches! Lo contrario de Suecia, donde la gente
está en las calles por la tarde haciendo tareas, pero a la noche las calles
están desiertas, la gente volviendo a la comodidad del hogar. En España, sin
embargo, por las tardes alrededor de las 3 las calles están vacías,
literalmente no hay nadie porque todo el mundo está disfrutando la comida en
casa. Cercano a las 19 las calles comienzan a llenarse y vienen, hacia las 21
las calles están por lo general llenas de gente. Niños, familias, jóvenes, mayores,
sí, ¡todo el mundo está fuera!
Encierro, San Fermín Pamplona
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